Parte 1
Parte 2
jueves, 29 de mayo de 2008
lunes, 26 de mayo de 2008
El no-hombre
Some kind of instinct. Memory, of what they used to do.
This was an important place in their lives.
Dawn of The Dead
George A. Romero
This was an important place in their lives.
Dawn of The Dead
George A. Romero
“Tan escalofriante como excitante”, dice la mayoría de las reseñas de Cirque Noir —un porn noir gay producido por TitanMedia en 2005. La película no tiene la intención de asustar, no es un híbrido entre el cine de terror y el pornográfico como otras películas de la época, ni siquiera tiene intenciones temáticas: es un filme porno en el sentido más básico del género: la exhibición de sexo con el fin de facilitar el placer de los espectadores. Sin embargo, esta producción pertenece a una casa específica y a un sello dentro de esa casa: Folsom, cuya especialidad es cierto tipo de hombres (de treinta o cuarenta años, peludos, musculosos; machos, de una manera muy cercana a lo que expresa “Macho Man” de The Village People) y fetiches específicos (orina, violaciones, tatuajes, fisting, agresión). Cirque Noir es la primera película filmada bajo dicho sello, por lo tanto el espectador no podía saber realmente a qué se enfrentaba al verla. De ahí que la primera reacción de la crítica haya sido: “tan escalofriante como excitante”.
La pornografía es un mundo idílico, una utopía del sexo, en donde éste es trasladado de su lugar enmascarado en la sociedad actual (mero aliciente del consumo) al primer plano, y desligado de su función biológica; en donde no existen restricciones sociales, ni tabúes en las prácticas posibles. Dentro de ese universo existe otro con las mismas características pero diferentes reglas: el de la pornografía homosexual. Un mundo esencialmente masculino, en el que la presencia de la mujer está prohibida. Una tierra de amazonas a la inversa, en la que el hombre es autosuficiente. La pornografía homosexual es un universo donde la simple evocación de la mujer aparece como una trasgresión imperdonable —a la cual Bruce LaBruce ha recurrido continuamente en varias de sus películas, The Raspberry Reich, por ejemplo, abre con una secuencia heterosexual de quince minutos. La última parte de Cirque Noir destruye este paradigma creando al hombre-mujer, dándole a las palabras de Jean Genet una concreción surrealista. El escritor francés afirmó en Querelle de Brest que en un ambiente privado —no excluyente— de la mujer, el hombre se ve en la necesidad de crear a la mujer a partir de él mismo, ése es el fundamento de la “hermandad de la espada”, la creación de la mujer en el hombre. En esto no parece referirse solamente a su rol sexual sino también al social en toda la amplitud de su espectro. En Cirque Noir esto se lleva a cabo con la aparición repentina de una vagina entre las piernas de un hombre.
Al final de este porn noir se ve el espectáculo de fenómenos, reducido a un enfrentamiento entre los tres hombres más fuertes del circo. Buck Angel levanta unas enormes pesas en el escenario ante la sorpresa del público, a la mitad del acto aparece Tober Brandt quien se burla de él y lo reta. Un tercer personaje, Logan Steele, aparece como juez y parte. El enfrentamiento se resuelve con la violación de Tober Brandt. Sin embargo, a la mitad del acto, el pene de Buck Angel parece desprenderse, dando lugar a la aparición de su verdadero órgano sexual: una vagina. Una vagina que no tendría nada de especial de no ser por el contexto en el que está: un cuerpo masculino.
Nadie se atrevería a llamar a Buck Angel una mujer. Su apariencia es la de un hell angel o una especie de leather bear. Un hombre de tamaño estándar, peludo, con barba y bigote, calvo, sumamente musculoso, con un ligero sobrepeso. La vagina entre sus piernas debería ser suficiente para considerarlo una mujer, pero los rasgos masculinos lo son para nombrarlo un hombre.La pornografía es un mundo idílico, una utopía del sexo, en donde éste es trasladado de su lugar enmascarado en la sociedad actual (mero aliciente del consumo) al primer plano, y desligado de su función biológica; en donde no existen restricciones sociales, ni tabúes en las prácticas posibles. Dentro de ese universo existe otro con las mismas características pero diferentes reglas: el de la pornografía homosexual. Un mundo esencialmente masculino, en el que la presencia de la mujer está prohibida. Una tierra de amazonas a la inversa, en la que el hombre es autosuficiente. La pornografía homosexual es un universo donde la simple evocación de la mujer aparece como una trasgresión imperdonable —a la cual Bruce LaBruce ha recurrido continuamente en varias de sus películas, The Raspberry Reich, por ejemplo, abre con una secuencia heterosexual de quince minutos. La última parte de Cirque Noir destruye este paradigma creando al hombre-mujer, dándole a las palabras de Jean Genet una concreción surrealista. El escritor francés afirmó en Querelle de Brest que en un ambiente privado —no excluyente— de la mujer, el hombre se ve en la necesidad de crear a la mujer a partir de él mismo, ése es el fundamento de la “hermandad de la espada”, la creación de la mujer en el hombre. En esto no parece referirse solamente a su rol sexual sino también al social en toda la amplitud de su espectro. En Cirque Noir esto se lleva a cabo con la aparición repentina de una vagina entre las piernas de un hombre.
Al final de este porn noir se ve el espectáculo de fenómenos, reducido a un enfrentamiento entre los tres hombres más fuertes del circo. Buck Angel levanta unas enormes pesas en el escenario ante la sorpresa del público, a la mitad del acto aparece Tober Brandt quien se burla de él y lo reta. Un tercer personaje, Logan Steele, aparece como juez y parte. El enfrentamiento se resuelve con la violación de Tober Brandt. Sin embargo, a la mitad del acto, el pene de Buck Angel parece desprenderse, dando lugar a la aparición de su verdadero órgano sexual: una vagina. Una vagina que no tendría nada de especial de no ser por el contexto en el que está: un cuerpo masculino.
De cierta manera Buck Angel es un zombie del género. Así como estos seres fantásticos están muertos pero tienen comportamientos similares a los de seres vivos, este actor es un hombre pero tiene un rasgo exclusivamente femenino. Es un no-hombre.
Desde Night of The Living Dead, los zombies han sufrido un proceso de hiper-politización comparable a la psicologización de los vampiros durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. Los no-muertos se convirtieron en signos, encarnaciones del mal oculto en la sociedad de consumo. Ese prefijo negativo ahora implica la encarnación de los elementos que subyacen a la apariencia de lo opuesto a lo negado (Slavoj Žižek). Así como los zombies muestran elementos que se prefiere negar de los individuos que conforman la sociedad neo-liberal, este no-hombre revela características de la visión que la sociedad actual tiene sobre la mujer, las cuales incomodan de igual manera.
Cuando la vagina de Buck Angel es revelada, la acción entre Tober Brandt y Logan Steele se interrumpe de inmediato. Los dos quedan inmovilizados por la presencia de un elemento desconocido dentro del mundo en que se encuentran: fulminados como Sémele por Zeus. Momento siguiente, los dos someten a Angel y tienen sexo con él (sin resistencia de su parte, como si estuviera consciente de que el órgano entre sus piernas cambia su posición de dominador a dominado).
Así se revela el papel social de la mujer. No importa cuanto tiempo haya “jugado” a tener un pene —es decir, simbólicamente, a tener el control—, siempre se verá obligada a jugar el papel del dominado en cuanto se llega al acto real de la sociedad, a la esencia del acto social, que dentro del cine porno es siempre el sexo.
El discurso de Occidente ha implicado desde hace ya varias décadas la igualdad de género. No importa qué se tenga entre las piernas, se tienen las mismas oportunidades de obtener lo que se desea, de triunfar. La independencia está en las manos de los agentes, el entorno da los mismos medios para ambos géneros. Sin embargo, en la práctica, el mundo sigue siendo primordialmente masculino, un espacio donde la presencia de la mujer se permite si adquiere las características de un hombre.
La sociedad se ha puesto la máscara de la igualdad y todos pueden asistir a su carnaval. Pero es sólo eso, un carnaval; una fiesta en la que los disfraces juegan el papel primordial, aunque una vez que ha terminado, la estructura social permanece intacta.
Dentro de Cirque Noir la mujer queda reducida al nivel básico. En una sociedad que privilegia cierto tipo de androginia, tanto el hombre como la mujer quedan reducidos al mismo nivel, la diferencia entre ellos reside en los órganos sexuales. En el juego de la igualdad sólo hay unos centímetros de diferencia.
El valor de este no-hombre es que al descontextualizar la vagina, muestra su valor real dentro de la sociedad. Esa creación de la mujer dentro del hombre de la que habla Genet, sucede de manera inesperada en la película de TitanMedia. El sometimiento de los iguales se interrumpe cuando el Otro logra crearse. De esa manera se destruye la aparente utopía. La mujer queda reducida así al mínimo significante; como dentro de un collage, solamente es necesario mostrar la referencia, el elemento inesperado que la particulariza. El signo mujer se concreta en la vagina y su descontextualización permite desarrollar lo que es realmente en el sistema cotidiano.
No es que la mujer sea inferior al hombre sino que socialmente debe someterse; aunque esté al mismo nivel en apariencia, no lo está cuando se ve lo que la máscara oculta realmente. Buck Angel como no-hombre se convierte así en un signo que funciona dentro de su medio fantástico (la pornografía es siempre fantástica, hiper-realista, provoca la duda sobre la verdad de los hechos presentados) como un reflejo de la función que sigue jugando la mujer en una sociedad que no acepta que la igualdad, lamentablemente, sigue siendo un discurso vacío. Buck Angel es un signo cargado de significado dentro de un discurso anegado de vacuidad.
domingo, 25 de mayo de 2008
Derek Jarman: Gay, Punk y el siempre Provocador
Cada año que pasa, el artista británico e iconoclasta, Derek Jarman parece ser más importante en el mundo cultural y al mismo tiempo, más marginal. Su lugar en la historia como el director pionero de películas sobre homosexuales es seguro, pero su trabajo aún es muy poco conocido, y su espíritu innovador parece cada vez más lejano.
Mr. Jarman murió por complicaciones del SIDA en 1994, a los 52 años, y quizá este sea el momento oportuno para revalorarlo. Derek un documental que le rinde tributo, dirigido por Issac Julian y estrenado en el Sundace Film Festival en Enero, se exhibirá en el Museo de Arte Moderno de Nueva York desde el 9 de Junio hasta el 16 del mismo mes. En Junio 24 Zeitgeist Films, la compañía distribuidora que ayudó a Derek Jarman a entrar a las audiencias americanas, estrenará Glitterbox, un DVD
De edición especial que presenta una recopilación de una parte de su trabajo: el neobrechtiano filme Caravaggio (1986), Wittgenstein (1993), la homoerótica ensoñación The Angelic Conversation (1985) y su monocromático discurso Blue (1993), esta última es una especie de filme epitáfico para sí mismo que ningún otro artista ha intentado igualar jamás. El documental de Isaac Julián, Derek, combina fragmentos de algunas películas de Jarman, extractos de una entrevista hecha en 1990, el documental está narrado por una reflexiva voz prestada por tilda Swinton, quien también es la productora ejecutiva del documental. En un correo electrónico, Swinton, una frecuente colaboradora de Jarman y que consiguió su primer papel cinematográfico en Caravaggio, dijo que la idea para la creación de este documental surgió al observar que los aspirantes a directores o de algunos directores cinematográficos le mostraban un profundo desconocimiento sobre este importante artista.
“Parece ser el tiempo correcto para recordar la ancestral tradición que siempre a servido a la civilización” dice la actriz “una actitud de independencia, de veracidad, de provocación poética.”
El mismo Jarman, a pesar su propia tendencia rebelde, dibuja tenazmente en el ejemplo de las generaciones previas. Su poética sensible tiene una deuda con el subversivo lirismo de Jean Cocteau y Jean Genet; su gusto por el barroco nos permite ligarlo con otros directores británicos como Michael Powell y Ken Rusell (quien lo contrató alguna vez como su diseñador de set); también cuenta con otras similitudes con el chico malo iconoclasta que el director recuerda: Caravaggio, el pintor que hizo toda una revuelta en contra del refinamiento Renacentista, y con Ludwig Wittgenstein, el filósofo que siempre fue hostil con la Academia.
Derek Jarman alguna vez lamentó que los heterosexuales tuvieran monopolizada la pantalla – su verdadera frase fue menos amable – “es demasiado duro poder siquiera hallar un cuarto para besarnos.” Su misión fue crear ese cuarto. Su primer película, Sebastiane (1976), es la historia de un idilio romano que hizo explícito el subtexto homosexual de la antigua historia, es no sólo cándida sino también es una épica celebratoria al representar el deseo homosexual de un santo. La película fue condenada por los censores británicos pero después de que se exhibieron los primeros filmes que mostraron erecciones logró superar la censura y salir al mercado.
A pesar de los elementos de dandi en el trabajo de Jarman, él fue el corazón del cine Punk de la época –una conexión reforzada con Jubilee (1977)– filme que dramatiza la consigna nihilista del punk: No Future, con la ayuda de personajes que pueden viajar a través del tiempo tales como la Reina Elizabeth I. Jarman se llamaba a si mismo un “controversialista”, aunque no fue solamente un problemático. Estética y política fueron, para él, inseparables. Su firma es una combinación de belleza, ingenio y furia junto con la polémica.
Su carrera de director coincidió con el “reinado” de Margaret Thatcher, su archienemiga y una especie de musa negativa. En público y en sus películas como “The Last of England" (1988), protestó contra, aquello que él veía como una ruinosa glotona y desalmada, la Bretaña de los 80’s. La era Thatcher con sus políticas disminuyó considerablemente el apoyo del gobierno para la industria fílmica, pero las inhospitalarias condiciones solo provocaron la tendencia de “hazlo por ti mismo” que reforzó y sensibilizó a la comunidad artística de la época.
Entrenado como un pintor, Derek Jarman apreció la dirección cinematográfica desde este punto de vista artístico. “Creo que él hacía películas principalmente para obtener algo de compañía” dijo Tilda Swinton “trabajar con él era trabajar a su lado”
La vida del director alimentó su arte y viceversa. No era una sorpresa que su inminente fallecimiento se convirtiera en una parte central de su trabajo. Tuvo que pelear contra el estigma del SIDA así como tuvo que luchar contra el estigma de ser homosexual, él declaró abiertamente su condición de V.I.H. positivo. Las películas que siguieron el diagnóstico de su enfermedad, especialmente The Last of England y su anacrónica adaptación del libro de Christopher Marlowe, Edward II (1991), son notables por su furia y lucidez.
En la época que hizo Wittgenstein, fecha nada lejana a su muerte, su vista fallaba, de ahí la audaz exageración en el esquema de colores del filme. Su creación final, Blue, alterna un collage aural con un filtro sólido de color azul profundo (filtro patentado por Yves Klein), con ambas formas busca representar y trascender su ceguera y el abismo de su mortalidad.
Hoy en día, Derek Jarman es considerado el padre fundador de lo que hoy se conoce como el New Queer Cinema, un amplio grupo de cineastas –dentro se encuentran Todd Haynes (Poison), Tom Kalin (Swoon) y Mr. Julien (Looking for Langston)¬– que surgió a finales de los años 80’s. “Derek pavimientó el camino para los cineastas independientes, un periodo no sólo para los cineastas putos” Afirma el director Mr. Julien. “Una relevancia particular fue la manera en que Jarman proféticamente rechazó estar atado a una sola forma de expresarse, él incluye en sus películas elementos de la instalación, pintura, escultura, diseño y poesía.
Derek Jarman, de alguna forma, parece comenzar a ser recordado en su país natal. The Film London agency estableció recientemente el premio “Jarman” para cineastas jóvenes. Adempas, el jardín que él atendió fielmente durante buena parte de su vida localizado en la costa inglesa, se ha convertido en una gran atracción turística. Pero como el documental Derek sugiere, con escenas de Tilda Swinton vagando en un prístino Londres del presente y como buscando los pasos del director, mucho o casi todo aquello que el representó y por lo que peleó, hoy se ha desvanecido. Hoy es muy difícil imaginar que un artista tan opositor como Jarman emerja prósperamente y en solitario, en un este clima artístico actual.
Nunca ser encasillado, ser suficientemente comercial como para poder convertirse en una exportación oficial de su país y nunca pertenecer a los parámetros de la industria fílmica británica, fueron algunos puntos de los que Derek Jarman siempre estuvo orgulloso. Con esta forma de pensar, ¿cómo cree la Señora Swinton que él reaccionaría por ser ganadora reciente del Oscar?
“Creo que le se hubiera reído y reído y reído y reído. Y luego él me hubiera pedido derretir la estatuilla para poder hacer juntos una obra de arte.
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Christian Gaudi,
new york times.,
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viernes, 23 de mayo de 2008
Homosexuales en Cannes 2008
JIHAD FOR LOVE
Atormentados por la contradicción de ser musulmán y homosexual.
Es triste decirlo pero A Jihad for Love (2007), no es una secuela de la sátira pornográfica The Rasperry Reich (2004), en donde algunos seudo revolucionarios exhortan a que sus “camaradas” se unan a la lucha homosexual. Esta lucha es, mucho más ardua y verdadera, es un llamado a terminar con otros niveles, mucho más fuertes, de marginalización: una documental sobre devotos musulmanes que luchan desesperadamente con su homosexualidad. Filmada sin permiso en ocho países, desde Irán hasta Francia, esta película nos muestra lo que significa Jihad: una lucha.
Angustia es la norma en este filme que marca el debut de Parvez Sharma, quien documenta casos situados desde Johannesburgo a Estambul, de la duda a la disparidad, de la desesperación a la tranquilidad, con una feliz visita al mundo de las Drag Queens en India. El director localiza a sus personajes en diferentes situaciones y partes del mundo, como una lesbiana testaruda en París, a quien, al igual que muchos otros personajes en la película, tiene que borrar digitalmente el rostro de la imagen para que no sean reconocidos.
“Si fueramos realmente Musulmanes” dice su contradictorio lamento, “no tendríamos el derecho de alterar la creación de Dios”
La película de Sharma enfatiza los testimonios en donde se aprecia cierto grado de ese pensamiento musulmán de que todas las personas, a excepción de los homosexuales, deben sentir confort al saber que nunca están solas. Pero el documental, a medida que avanza, desarrolla las emociones y causa un sentimiento de tensión mientras narra, a lo largo de toda la película, parte de la búsqueda de un Iraní por el asilo político en Canadá.
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