jueves, 7 de enero de 2010

Carlo y Armand

Ellos nunca se conocieron, nunca fueron contemporáneos y sin embargo son iconos que comparten muchas cosas y que fácilmente cualquier lector Anal ubicaría. De uno sólo podrán escuchar su legado mientras que el otro es tan accesible que probablemente lo hayan topado alguna vez por la calle.
Sus vidas tan llenas de misterios nos hacen volar la imaginación suponiendo tantas posibilidades que es difícil no mencionarlos. Claro está que no son personajes cualesquiera y más bien dignos de estar en este blog.
Carlo y Armand cautivaron a miles de personas alrededor del mundo. Temporalmente no es posible compararlos puesto que nuestro querido Carlo no vive más con nosotros, murió hace más de doscientos años. Armand, por el contrario, debe estar en este momento bebiéndose unas mimosas con sus amigos jet set en la caótica Nueva York.
Y qué tienen de especial estos dos chicos. Ambos aprovecharon las virtudes de la naturaleza femenina para destacar por encima de los demás. No que otros no lo hayan hecho y, sin ser sexista, no es por lo femenino por lo que hablo de ellos sino al contrario, porque son hombres, y si pudiéramos escuchar a Carlo cantar en estos momentos, seguramente dudaríamos mucho de su género.
Con Armand es un poco diferente. Sí, tal vez con escucharlo dudemos de sus cromosomas, pero con él, lo visual reemplaza la análoga voz de Carlo, incluso pueden preguntarle al afortunado que se casó con él, aquél dueño de una librería que al principio pensaba que Armand era una mujer.
No sé si en la actualidad Carlo hubiera participado en tantas cosas como lo ha hecho Armand, pero lo que sí sé es que sus vidas van con la música y sus voces estuvieron y tal vez sigan en el aire, en algún lugar del planeta.
Gracias a unas cuantas intervenciones quirúrgicas, por cierto, en Carlo mucho más sencillas, ambos alcanzaron el pináculo. No son mujeres pero tampoco son hombres ordinarios, son algo más, una parte de la masculinidad que muchos no se atreven a explorar y que en los siglos pasados se apreciaba como una virtud divina: la femineidad masculina
No sé si ha sido suficiente para que deduzcan quiénes son, pero para no hacerlo más largo he aquí la solución: Carlo Maria Broschi, nacido en Apulia, Italia en Enero 24 de 1705 fue mejor conocido como Farinelli, un castrato con la voz de una soprano la cual mantuvo debido a la extirpación de sus testículos que le causó falta de testosterona y el impedimento de desarrollar caracteres sexuales secundarios. Armand, nacido en Nueva Jersey, EEUU el 5 de diciembre de 1967 es mejor conocido como Amanda Lepore, ha pasado por tres aumentos de senos, dos inclinamientos de ojos, un levantamiento de frente, un descenso de la línea de pelo, una reducción del hueso frontal del cráneo, inyecciones de silicón en la frente, nalgas y labios y una extirpación de las costillas bajas; un Farinelli muy futurista, musa del fotógrafo David LaChapelle. Aquí una canción y fotos de nuestra amada Amanda y una interpretación del único castrato grabado, Alessandro Moreschi cantando el Ave María de Bach/Gounod junto con retratos de Farinelli, “il castrato”.

::::::::::::::::::::::ENGLISH:::::::::::::::::::::::

They never met each other as they were never in the same period of time, however they’re both music icons that have a lot in common and that our readers would easily recognize. From the first you could only listen to its legacy, while from the other you could probably expect to find him next to you in some party.
Their lives are so full of mystery that make our imagination blow and makes it hard not to mention them. Of course they are transcendent and worth being in this blog.
Carlo and Armand enchanted thousands of people around the world. It’s not possible to compare them in time matters as Carlos is no longer alive (he passed away more than 200 years ago), while Armand is probably drinking some mimosas with his jet set friends in New York.
But what’s so special about these two kids? They both took advantage of the virtues of women’s nature to stand out from the others. Maybe they were not the first ones, and I’m not being sexist, it’s not because of their femininity that I’m writing about them; on the contrary, it’s because they are men, and if we could listen to Carlo singing in this moment, for sure we would doubt about his genre.
With Armand is a little bit different. Maybe we’ll also doubt about his chromosomes while listening to him, but in this case the visual part replaces the analogue voice of Carlo. You can even ask the lucky guy who married him, that bookshop owner who at first thought Armand was a woman.
I don’t know if in this time period Carlo would have made as many things as Armand, what I do know is that their lives went always side by side with music and their voices were and maybe are still soaring through the air, somewhere. Thanks to some surgeries, by the way, much simpler on Carlo, both reached success. They’re neither women nor men; they’re something else, a part of masculinity that many won’t even experience. Something appreciated as a divine virtue: the masculine femininity.
I hope this short text is enough for you to deduce who these two characters are, but if it isn’t, here’s the answer: Carlo Maria Boschi was born in Apulia, Italy on January 24 in the year of 1705, he was best know as Farinelli, a castrato with the voice of a soprano which he kept because of a castration that caused his sexual development to stop. Armand was born in New Jersey, USA on December 5th in 1967. He is best known as Amanda Lepore and has passed through many surgeries such as breast augmentations, lips enlargements, sex change operation, brow bone reduction, and so on. A very futurist Farinelli, also muse of the photographer David LaChapelle. Here one of her songs with some pictures and an example of a castrato, the only one recorded in history, Alessandro Moreschi singing Ave Maria by Bach/Gounod and some portraits of Farinelli.




Amanda Lepore de David Lachapelle

Carlo Broschi, Farinelli de Jacopo Amigoni

1 comentario:

Anónimo dijo...

this is an awsome article, congrats !