martes, 18 de marzo de 2008

Libritos Sucios (Gay Pulp Fiction)





Cada vez que paso frente a esos puestos de revistas viejas, atascados de “Libros Vaqueros”, “Semanal” o “Historias de Vecindad” o cualquiera de esas baratas publicaciones, espero ingenuamente toparme con alguna publicación apta para un tipo calientón como yo. Todo un placer sería poder ver y leer, en páginas exageradamente coloridas y con dibujos de hermosísimos hombres, estas historietas en mi camino de regreso a casa y no pensar en la señora gorda que me empuja en el metro o el tipo que huele mal en el pesero; desearía poder adentrarme en ese mundo tonto y ficticio por un buen rato, llegar a casa, meterme al baño y jalármela con la ilustración que me haya parecido más excitante y cuando terminara poder volver a reírme de los chistes bajos que salen en forma de nubecitas de la cabeza de esos pinches muñequitos cachondos. Lamentablemente eso no existió en México, sólo los gringos las tuvieron en los años 30’s hasta los 50’s y ahora son imposibles de conseguir. Es por eso que cada vez que miro a una mujer a punto de llorar con un libro “semanal” en las manos o a un hombre que saca la lengua para humedecerse los labios mientras mira a esa muñequita buenísima a la que se la coge el señor del gas, siento una maldita envidia horrible, finjo indignación y critico la poca cultura que estas personas tienen.

domingo, 9 de marzo de 2008

M.I.A. en Mexico

Ocho de Marzo- M.I.A. sale del escenario, los gritos que la despiden apenas se escuchan en este lado del escenario. Primero, este reportero de ANAL MAGAZINE, mira a una de sus acompañantes que viene completamente exahusta y secándose el sudor con una toalla blanca. Se acerca a ella e intenta platicar con ella, apenas cruzan unas cuantas frases pues quiere entrar de nuevo al camerino y el reportero apenas entiende el acento de Sri Lanka. Hace un frío cabrón, y tanto M.I.A., como los que la acompañan, quieren irse de regreso a la ciudad y seguir tomando ron. ANAL MAGAZINE logró colarse por pura suerte hasta el backstage y no podemos desaprovechar el tener a la nueva figurita sensación de la música internacional, así que, como siempre, el reportero se vale de mentiras y mañas para lograr una pequeña conversación con ella. Entonces, Christian (el reportero) se para fuera de la puerta del camerino y espera en el pinche frío de Toluca hasta que M.I.A. y su grupo dejen de echar desmadre y salgan hacia la camioneta que los llevará de regreso a su hotel en el D.F. Salen un poco borrachos y ella en brazos de un hombre vestido con un traje amarillo, con una barba descomunal y un sombrero de copa. Christian se acerca a ellos y saluda a la estrellita peda, ella con un acento imposible de comprender empieza a gritar algo, al parecer está un poco enojada. Se baja de los brazos de ese gordito inmenso que actúa como su proxenta y comienza a bailar alocadamente y ofrece ron a todos. Beben. Le dice "chiquito" a Christian y le pide que baile con ella en dirección al transporte en donde escapará sin esperar a que los Beasty Boys terminen de tocar. El reportero acompaña a todo el grupo y juntos gritan más de lo que el público gritó cuando estaban en el escenario. (Lamentablemente fue un público muy desganado a pesar de que el show estuvo de huevos). Llegan hasta una camioneta negra, se suben en ella: M.I.A., las dos coristas, el representante y el confundido pero emocionado reportero que no tiene ni la más puta idea de lo que le va a pasar con estos monstruos asiáticos. (Continuará)